Tras la muerte de su madre, Justina (Florencia Torrente) viaja de Buenos Aires a Puerto Pirámides, el pueblo que la vio crecer y del que un día partió en busca de otra vida. Han transcurridos varios años ya y Patricio (Luciano Cáceres), su ex novio, está a punto de casarse. Heridas de un pasado sin cicatrizar y un presente que parece no hacerla demasiado feliz hacen que Justina comience a replantearse una vida que no se condice con ese ideal que creen ver en ella todos los demás.
Lucía van Gelderen narra una historia mínima, de manera simple y sencilla, la de una mujer en plena etapa de autodescubrimiento, con una notable sensibilidad y alejada de los lugares comunes. Donde es más lo que se internaliza que aquello que se manifiesta hacia el exterior. Es a través de pequeños gestos que la cámara captura sin ningún tipo de resquemor las inseguridades que atraviesan a un personaje que se debate entre la acción y la reacción.
Reparo (2022), estrenada en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata y que formó parte de la competencia del 4 FICER, Festival Internacional de Cine de Entre Ríos, no busca en ningún momento anclarse en los paisajes patagónicos que pueden beneficiarla, sino más bien desprenderse de ellos, los incorpora a su narrativa de manera justificada y no abusando de la belleza exterior, sino más bien contraponiéndolos a lo que interiormente transita el personaje.
Los vínculos con las personas, pero también con el lugar, con lo presente y lo que está ausente, son los pilares que forjan a
Reparo, una película que en la superficie parece que no cuenta mucho, pero que en la profundidad encuentra su esencia.
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