15/12/2025
Con entradas totalmente agotadas, María presentó el universo completo de Quimera en un espectáculo inmersivo que redefinió la escala de los shows en Argentina. Una puesta circular inédita, invitados sorpresa y una narrativa por alter egos marcaron una noche vibrante y decisiva para la música nacional.
Hace
unos días, María Becerra reescribió las reglas del vivo en Argentina. Ante
85.000 personas y con entradas completamente agotadas, presentó la primera de
sus dos funciones en el Estadio River Plate con un formato inédito: el primer
show 360° en la historia del Monumental y el más grande de la historia del
estadio. Un escenario circular que transformó la relación artista-público en
una experiencia envolvente, cercana y lúdica, inaugurando un capítulo nuevo
para los grandes espectáculos del país. En su tercer River -un hito que ninguna
otra artista mujer argentina ha alcanzado- María consolidó su lugar como una
figura imprescindible de la música latinoamericana.
El
ambiente se encendió desde el primer segundo. Con el público rodeándola desde
todos los ángulos, María apareció en el centro del escenario y la multitud
respondió como un solo cuerpo. La dinámica del show, sostenida por giros
constantes, cambios de ritmo y una cercanía física que pocas veces se vive en
un estadio, convirtió la noche en una travesía emocional. Cada pasaje, cada
silencio, cada estallido de intensidad reforzó esa sensación de estar viviendo
algo irrepetible.
El corazón de la puesta fue, sin dudas, el universo de Quimera. La narrativa del álbum -con sus alter egos Shanina, Maite, Gladys, Jojo y la faceta más íntima de María- tomó forma dentro del estadio en una estructura dividida por mundos, estéticas y climas propios. Entre actuación, coreografías milimétricas, cinco cambios de vestuario y más de 70 personas en escena -entre bailarines, performers y coristas- el público se sumergió en una historia viva. Cada alter ego imponía un estilo distinto y el escenario 360° potenciaba esa idea de cambio constante.

El cierre quedó en manos de una actuación íntima y emotiva, con María y J Rei cantando Mi amor.
Shanina
fue la encargada de abrir la noche como solo ella podía hacerlo. Ramen para
dos, la canción que le dio vida al universo Quimera, sonó en River, y entre el
ruido ensordecedor de los fans Paulo Londra se subió al escenario para encender
el primer gran momento del show. En este tramo, Shanina no solo completó su
trilogía (con Infinitos como el mar y Hasta que me enamoro) sino también sumo
clásicos de la discografía de María como Ojalá y Cuando hacemos el amor.
Luego fue el turno de Maite, que recibió en escena a Abel Pintos para interpretar una versión única de Recuerdo que nunca existió, llevando al estadio a uno de los pasajes más sensibles de la noche y elevando al máximo el mundo emocional del personaje. El segmento continuó con Corazón vacío y Mi debilidad, y fue coronado con la participación de Tiago PZK en Entre nosotros, acompañados por una puesta performática que revolucionó al público.

Ariel de Ráfaga apareció para protagonizar uno de los instantes más celebrados de la noche con un medley de Mentirosa y Adiós.
La
energía cambió por completo con la llegada de Gladys, y el estadio se
transformó en una fiesta inmediata. No solo cantaron y bailaron las 85.000
personas presentes, sino también la familia de María, que se sumó al escenario
para vivir ese tramo como un verdadero encuentro de barrio. En medio del clima
festivo, Ariel de Ráfaga apareció para protagonizar uno de los instantes más
celebrados de la noche con un medley de Mentirosa y Adiós.
Pasadas las 22 horas fue el turno de Jojo, que encendió el Monumental con su energía y una entrada épica que dejó en claro que no necesita presentaciones. Acompañada por sus amigas, se adueñó de la escena con un desfile cargado de estilo, personalidad y soltura, preparando el terreno para uno de los momentos más explosivos del segmento con Hace calor, que puso a bailar a todo el estadio.

Maite, recibió en escena a Abel Pintos para interpretar una versión única de Recuerdo que nunca existió.
Tras
un impactante show de fuegos artificiales llegó el momento final con María.
Cada uno de los alter egos de Quimera fue presentado por una voz en off a cargo
de Gabriel Rolón, quien se encargó de narrar y unificar los distintos arcos
emocionales del universo hasta desembocar en la faceta más íntima de la
artista.
En
este bloque, María invitó al escenario a TAICHU para interpretar Pierdo la
cabeza. También se pudo escuchar Romántica, el Bonus Track de Quimera que se
estrenó esta semana.
El
cierre quedó en manos de una actuación íntima y emotiva, con María y J Rei
cantando Mi amor. En medio de una performance que los llevó a volar por encima
del escenario 360° de River, mientras miles de fans coreaban la canción
mientras levantaban carteles, sellando uno de los finales más conmovedores de
la noche.
Anoche
fue solo el comienzo. Este sábado, María regresará al Monumental para completar
su seguidilla de dos shows 360°, alcanzando su cuarto River Plate y
reafirmándose como la única artista mujer argentina en conquistar este hito. Un
fin de semana histórico que sin dudas quedará escrito en la memoria colectiva y
confirma el impacto cultural, artístico y emocional de una artista en su mejor
momento.
Para
más información acerca de María Becerra, visita su página web www.mariabecerra.live
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