10/02/2022
Belfast es uno de los films que competirá en la próxima edición de los Premios Oscar por el galardón a Mejor película. Dirigido por Kenneth Branagh, quien decidió contar una historia con tintes autobiográficos situada en pleno conflicto de Belfast, Irlanda del Norte en los años 60. Además, es un coming-of-age con todos los condimentos que lo hacen un gran drama histórico, emotivo, político y atrapante.
Las películas son a color, pero la vida pasa en blanco y negro. Como los recuerdos, es mejor pensar que se pueden matar dragones con un palo. Que la tapa de un contenedor es suficiente escudo para enfrentarse a la ira del mundo, que los problemas, con las facturas pagadas, son menos problemas.
La película cuenta la historia de Buddy, un niño que vive en el seno de una familia de clase trabajadora y es testigo del conflicto armado interétnico que se dio a finales de los 60 en Irlanda del Norte. Mientras Buddy crece, el contexto empeora: su padre sostiene a la familia económicamente, mientras que su madre lo hace emocionalmente. La pintura de la familia tipo de clase trabajadora se ejecuta de manera minuciosa: se traslucen las contradicciones, el amor y la incertidumbre.
«La forma en la que Buddy ve el mundo, la forma en que ve a sus padres como ídolos y héroes y todo, desde el cine hasta el deporte y el amor, parece tan importante. Está imbuido de todo este poder, que es lo que se siente cuando eres un niño, cuando te enamoras por primera vez o cuando ves una película por primera vez que te conmueve. Te deja boquiabierto y cambia tu mundo», reconoce Caitriona Balfe, que interpreta a la madre del pequeño en la película del cineasta. «Desafortunadamente, a medida que envejeces te vuelves más cínico. Si todos pudiéramos darle la mano a ese niño de 9 años que llevamos dentro, probablemente seríamos personas mucho más tolerantes y amables».
La falta de tolerancia es precisamente lo que dinamita el paraíso nostálgico de Branagh. Eso y los ladrillos de unos fanáticos, que rompen los cristales de las ventanas con la misma facilidad que resquebrajan la pacífica convivencia entre católicos y protestantes en la calle donde vive Buddy, de donde es Buddy, el chico de Belfast 15.
«La gente tiene miedo a lo desconocido», cuenta la actriz de "Outlander", que rumia el dolor callado de una madre con una contenida interpretación que podría valerle el Oscar. «En Irlanda del Norte se separa a la gente en los colegios desde una edad muy temprana. Si eres un niño protestante, te envían a una escuela; si eres católico, a otra. Por eso no se conocen y es tan fácil pensar en los demás como alguien diferente», explica Balfe, para quien «todos somos iguales en el fondo, todos sangramos la misma sangre, todos tenemos las mismas esperanzas, sueños y miedos. La sospecha sobre el otro es algo que, lamentablemente, suelen usar de forma habitual los políticos o las religiones para ganar poder y controlar a la gente».
En la película, el conflicto no atenaza o subyuga, simplemente planea. La luz le gana siempre la partida a la oscuridad, incluso cuando la muerte llega de visita. «Es una manera de pensar: incluso en tiempos difíciles, la vida continúa, todavía tienes que encontrar el brillo y la ligereza en esos momentos divertidos, hermosos y felices que siempre conviven con algunos momentos más trágicos y oscuros», sostiene Caitriona Balfe.
¡Mira el tráiler acá!
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