03/09/2021
Clickbait es la serie con la que el gigante audiovisual quiere revalidar el título de principal productor de thrillers de marca blanca.
El autor norteamericano se ha convertido en algo así como el patrón con el que deben medirse las demás series de intriga de Netflix: un misterio con investigación policial que guía toda la temporada, una familia cuya tranquilidad da un vuelco tras la irrupción de la sospecha, personajes cotidianos llevados al límite, algunos con oscuros secretos, la conjunción de varios puntos de vista en torno al mismo suceso
Nos sorprende que las críticas hacia Clickbait estén siendo tan negativas, cuando estamos siendo tan benévolos con muchas ficciones recientes, como la misma Cruel Summer, adictiva pero ni mucho menos excelente. Y esa es una expresión con la que también podríamos definir perfectamente Clickbait.
Se trata de un thriller que comienza con una coartada tecnológica: Nick Brewer (Adrian Grenier, de El séquito y El diablo viste de Prada) es un padre de familia aparentemente perfecto al que de pronto secuestran, y al que obligan a aparecer en un vídeo con un cartel en el que aparece escrito: Abuso de mujeres. Si este vídeo llega a los 5 millones de reproducciones, moriré.
Teniendo en cuenta que los ingredientes son similares a los de series como El inocente y Por siempre jamás (y a los de muchos otros thrillers, dentro o fuera de Netflix), el principal interés de Clickbait está en su forma de contar las cosas, y en eso, al menos, acierta. Aunque la estructura de diferentes puntos de vista (cada capítulo está narrado desde los ojos de un personaje) es redundante y sirve sobre todo para narrar en ocho capítulos una historia que se podría contar en menos, la dosificación de la información y la colocación de los puntos de giro es mucho más interesante y adictiva que en las dos ficciones que hemos mencionado antes, por seguir con la comparación.
Creada por Tony Ayres (Desplazados) y Christian White (la película de terror Relic), Clickbait muestra al comienzo dos aciertos. Por un lado, ese relato de cuenta atrás en el primer capítulo, que recuerda a la escuela de 24, y por otro, el hecho de resolver parte del misterio en el segundo episodio y no postergarlo hasta el final, como podríamos pensar. Los productores lo apuestan todo al cómo contarlo porque el qué carece de mucho estímulo.
Clickbait pretende ser una crítica a ciertos aspectos de actualidad, como la ausencia de reflexión en los medios de comunicación y en redes sociales, la deshumanización cuando nos comunicamos con otros en estas plataformas, y esa falta de grises a la hora de juzgar cuestiones, y sobre todo a la hora de juzgar a las personas. Pero eso es solo una fachada; a Clickbait le interesa mucho más su vertiente de thriller que cualquier debate que pueda generar. Es más estimulante, no obstante, la manera en que se abordan algunos matices sobre la manipulación y el abuso en las relaciones. Y eso, en una serie sin más pretensiones que entretener como esta, es mucho pedir.
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