23/08/2022
La aventura de Kleo (estreno de Netflix el pasado viernes) se inicia hacia 1987 con el accionar de una jovencísima y mortífera espía de la Stasi. Período y personaje, derivados de otras producciones como Deutschland 83 y Killing Eve. La primera por el ritmo que imprimen personajes salidos de la RDA durante los estertores de la Guerra Fría. La segunda por el encanto de la protagonista, una chica que cambia de nombres y pelucas, tan sádica como juguetona en su faena. Autoconsciente, retromoníaca y con una un perverso sentido del pop, así es la última empresa del kraut audiovisual en formato seriado que estrena la N roja tras el enorme rédito de propuestas como Dark, How To Sell Drugs on line y Perros de Berlin, entre otras.
Esta es una historia verdadera. Nada de esto sucedió realmente, ironiza el disclaimer al inicio de esta entrega. Durante sus ocho episodios su antiheroina se embarcará en un viaje de autodescubrimiento y venganza. La primera secuencia enseña a la agente operando con solvencia y estilo en Berlín occidental. Kleo Straub (una carismática Jella Haase), elimina a un target en un boliche, se come una salchicha y vuelve orgullosa al otro lado de la cortina de hierro. La vida parece sonreírle a esta viuda negra criada por su abuelo, un alto mando del servicio secreto comunista teutón. Hasta que alguien en la firma la traicione y la veinteañera pase tres años encerrada. Cuando salga de prisión, hacia mayo de 1990, en Alemania ya se habla de vientos de cambio y le han dicho adiós al camarada Lenin.
La protagonista, obviamente, querrá revancha y resolver la conspiración que la puso en la mira de los enemigos. Así irá eliminando a quien se le ponga delante. A los tiros, explosiones y con técnicas más elaboradas como extraer veneno de un pez globo para fabricar un polvo letal. El único sujeto que tiene una pista sobre esta mujer es Sven (Dimitrij Schaad), un policía de la RFA intrigado por el modus operandi y el garbo que emana su presa. El periplo los llevará a recorrer la caótica Berlín de la reunificación, discotecas de música industrial, fincas en España y el desierto de Atacama en búsqueda de un enigmático maletín rojo. El trío de creadores alemanes, que firma como HaRiBo (Hanno Hackfort, Richard Kropf, Bob Konrad), lleva la sátira a un punto en que es difícil distinguir los sabores. ¿Una comedia muy sangrienta con un personaje atravesado por la tragedia? ¿Un thriller oscuro e involuntariamente divertido? ¿Un trip de espionaje chirriante de referencias pop? Todo eso es Kleo, que juega a conciencia con los clisés de las dos Alemanias: en el oeste todo es de color fosforescente y reina el cinismo, mientras que la tristeza y los tonos grises copan el este.
En su reconstrucción del zeitgeist de la caída del Muro, la propuesta mixtura largometrajes como Goodbye Lenin (Wolfgang Becker; 2003), Gotcha (Jeff Kanew; 1985) y Atómica (David Leitch; 2017). Kleo -se- divierte con su pastiche que conjuga autos Trabant y adrenalina, europop y canciones de Inti Illimani. Pero la medalla de oro es para Haase quien le da vida a esta complicada máquina ensamblada por la Stasi.
¡Mira el tráiler acá!
https://www.youtube.com/watch?v=Zd3k7BOlJpE
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