Con solo 23 años, Juli Savioli ha construido una carrera vibrante mientras enfrentaba batallas internas lejos de las cámaras. En una entrevista para la Fundación Iberoamericana de Salud Pública (FISP), conducida por Aldana Farinelli, Directora de Marketing de la organización, Juli revela cómo superó el odio en redes, una relación que la marcó y su proceso de sanación a través del arte, el humor y la música. Su historia es un testimonio de resiliencia, autenticidad y una búsqueda constante de libertad.
Críticas, redes sociales y la libertad de no encasillarse
Juli Savioli ha aprendido a convivir con las críticas sin permitir que la definan. "Si te creés lo que te dicen apenas empieza el proceso, ya estás dejando que te definan", afirma. Para ella, evitar encasillarse y rechazar etiquetas ajenas es clave para mantener la libertad y abrazar el cambio constante.
Enfrentar el hate en redes sociales no ha sido fácil. Juli reconoce que los comentarios ofensivos, como ser llamada "loca" o "esquizofrénica", la llevaron a cuestionarse profundamente. Sin embargo, pronto entendió que discutir era inútil. "Los comentarios son modas, la gente quiere estar a la moda. Si te guiás por cada crítica desaparecés, y ellos también", reflexiona, crítica de la cultura del hate que considera pasajera.
Lejos de temer la cancelación, Juli utiliza el sarcasmo como herramienta para expresarse con respeto y conciencia, confiando en que su mensaje llegará a quienes deben recibirlo. Su enfoque es claro: hablar cuando siente la necesidad, sin dejarse atrapar por el miedo al juicio.
De la autoexigencia al humor como refugio
Formada en danza clásica durante 16 años, la autoexigencia de Juli se forjó en una disciplina rígida que, aunque valiosa, la hacía sentir encerrada. "La danza me mostraba una sola forma de ser y yo sentía que no era solo eso. Me cuestionaba por qué tenía que ser de una sola manera", cuenta. Este inconformismo la llevó a explorar nuevos caminos.
A los 17 años, se mudó sola a Buenos Aires, donde enfrentó trastornos alimenticios que marcaron varios años de su vida. Inicialmente quería estudiar medicina para ser psiquiatra, pero su necesidad de movimiento la llevó a retomar los videos que grababa desde los 11 años, así como el doblaje, el canto y la actuación. "Vivir sola me permitió crecer, tanto personal como profesionalmente", asegura.
Juli también habla abiertamente de su necesidad de aprobación en el pasado: "Quería encajar en todos lados. Necesitaba que me miren, que vieran con quién me juntaba". Este proceso la llevó a buscar ayuda a través de terapia y consultas con un psiquiatra. Además, atravesó una relación que la hizo tocar fondo, al punto de perderse a sí misma por su tendencia a sobreempatizar. Reconectar con su identidad fue un punto de inflexión.
En este camino, el humor se convirtió en un refugio esencial. Le permitió canalizar emociones, reconstruirse y conectar con otros desde la autenticidad. Hoy, sus videos reflejan esta evolución: son más reales, honestos y nacen de un deseo genuino de compartir su mundo con su audiencia.
Un presente en constante expansión
Impulsada por el éxito de sus videos virales, Juli decidió profundizar su formación en actuación, una meta que nunca abandonó. La música, por su parte, se ha convertido en una vía íntima para explorar emociones profundas, complementando la conexión cotidiana que logra a través de las redes sociales.
Con una agenda imparable, Juli no se detiene: está por lanzar nueva música, estrenar una serie, seguir pintando, grabando, haciendo castings y participando en publicidades. "Mi sueño era ser actriz, pero no me limité a eso. Hago de todo y me gusta expandirme", dice con entusiasmo. Aunque aún siente que no todos la conocen, su confianza es inquebrantable: "Ya va a pasar".
Una vida en movimiento
Juli Savioli es el reflejo de una generación que elige reinventarse, romper moldes y transitar sus procesos con autenticidad. A sus 23 años, ha creado un universo propio donde el arte, el humor y la vulnerabilidad conviven en equilibrio. Lejos de encasillarse, sigue explorando nuevos caminos, aprendiendo a su ritmo y compartiendo con su audiencia todo lo que la mueve. Para ella, estar en movimiento no es solo una elección creativa, sino una forma de vida. Como ella misma dice, fiel a su esencia: "Nunca me aburro. Siempre estoy haciendo".